NOVENA




ORACIÓN PREPARATORIA
Virgen Santísima María, haz que tu Medalla derrame sobre nosotros y sobre todos nuestros seres queridos sus protectores rayos, cure a nuestros enfermos, de paz a nuestras familias y nos libre de todo peligro. Que tu Medalla lleve alivio al que sufre, consuelo al que llora, luz y fuerza a quien se siente desvalido. De manera especial te pedimos por la conversión de los pecadores, particularmente aquellos que nos son más queridos. Recuerda que por ellos has rogado y has llorado. Sálvanos, oh refugio de los pecadores, a fin de que después de haberte todos amado, invocado y servido en la tierra, podamos ir a agradecerte y alabarte eternamente en el cielo. Amén.


ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
 
Santísima Virgen María, mira con ojos misericordiosos a cuantos recurrimos a ti llenos de confianza y de amor para implorar tu protección. Derrama sobre nosotros las bendiciones que has prometido por llevar tu Medalla. Te amamos de Corazón y tenemos la certeza de que atenderás nuestras súplicas. Amén.


PRIMER DÍA – PRIMERA APARICIÓN
 
Contemplemos a la Virgen Inmaculada en su primera aparición a Santa Catalina Labouré. Guiada por su Ángel de la Guarda, la piadosa novicia se presentaba a la Inmaculada Señora. Consideremos su inexplicable alegría. Nosotros también seremos felices como Santa Catalina, si nos postramos ante Nuestra Madre y dejamos que Ella nos lleve a Jesús.
 
Inmaculada Madre de Dios y madre nuestra, que al entregarnos tu Medalla te has mostrado dispensadora de todas las gracias del cielo. Reconozco mi indignidad para merecer tu protección, pero miro tu imagen con los brazos abiertos y recurro a ti para que me concedas la gracia que te pido. (Entréguele sus peticiones).

3 Ave María, cada una seguida de la invocación: “Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”

 
SEGUNDO DÍA – LÁGRIMAS DE MARÍA
Contemplemos a María llorando por las calamidades que vendrían sobre el mundo, pensando que el Corazón de su Hijo sería ultrajado, deshonrada la cruz y perseguidos sus hijos predilectos. Confiemos en la Virgen compasiva y también participemos del fruto de sus lágrimas.
Inmaculada Madre de Dios y madre nuestra, que al entregarnos tu Medalla te has mostrado dispensadora de todas las gracias del cielo. Reconozco mi indignidad para merecer tu protección, pero miro tu imagen con los brazos abiertos y recurro a ti para que me concedas la gracia que te pido. (Entréguele sus peticiones).
3 Ave María, cada una seguida de la invocación: “Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”

 
TERCER DÍA – PROTECCIÓN DE MARÍA
Contemplemos a nuestra Madre Inmaculada diciendo a Santa Catalina en sus apariciones: “Yo misma estaré con vosotros: no os pierdo de vista y os concederé abundantes gracias”. Sed para mí, Virgen Inmaculada, el escudo y la defensa en todas las necesidades.
Inmaculada Madre de Dios y madre nuestra, que al entregarnos tu Medalla te has mostrado dispensadora de todas las gracias del cielo. Reconozco mi indignidad para merecer tu protección, pero miro tu imagen con los brazos abiertos y recurro a ti para que me concedas la gracia que te pido. (Entréguele sus peticiones).
3 Ave María, cada una seguida de la invocación: “Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”


CUARTO DÍA – SEGUNDA APARICIÓN
Estando Santa Catalina Labouré en oración el 27 de Noviembre de 1830, se le apareció la Virgen María, hermosísima, aplastando la cabeza de la serpiente infernal. En ésta aparición se ve su inmenso deseo de protegernos siempre contra el enemigo de nuestra salvación. ¡Invoquemos con confianza y amor a la Madre Inmaculada.
Inmaculada Madre de Dios y madre nuestra, que al entregarnos tu Medalla te has mostrado dispensadora de todas las gracias del cielo. Reconozco mi indignidad para merecer tu protección, pero miro tu imagen con los brazos abiertos y recurro a ti para que me concedas la gracia que te pido. (Entréguele sus peticiones).
3 Ave María, cada una seguida de la invocación: “Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”


QUINTO DÍA – LAS MANOS DE MARÍA

Contemplemos hoy a María despidiendo rayos luminosos de sus manos. Estos rayos, dijo Ella, “son las gracias que derramo sobre todos aquellos que me las piden y a los que llevan con fe mi Medalla” ¡No desperdiciemos tantas gracias! Pidamos con fervor, humildad y perseverancia, y Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa nos las alcanzará.
Inmaculada Madre de Dios y madre nuestra, que al entregarnos tu Medalla te has mostrado dispensadora de todas las gracias del cielo. Reconozco mi indignidad para merecer tu protección, pero miro tu imagen con los brazos abiertos y recurro a ti para que me concedas la gracia que te pido. (Entréguele sus peticiones).

3 Ave María, cada una seguida de la invocación: “Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”


SEXTO DÍA – LA MEDALLA MILAGROSA

Contemplemos a María radiante de luz, llena de bondad, rodeada de estrellas, mandando a Santa Catalina acuñar una medalla y prometiendo muchas gracias a todos los que la lleven con devoción y amor. Guardemos fervorosamente la Santa Medalla, y cual escudo, ella nos protegerá en los peligros.
Inmaculada Madre de Dios y madre nuestra, que al entregarnos tu Medalla te has mostrado dispensadora de todas las gracias del cielo. Reconozco mi indignidad para merecer tu protección, pero miro tu imagen con los brazos abiertos y recurro a ti para que me concedas la gracia que te pido. (Entréguele sus peticiones).

3 Ave María, cada una seguida de la invocación: “Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”
 
SÉPTIMO DÍA DE LA NOVENA
Oh Virgen Milagrosa, Reina perfecta, Señora Inmaculada! Sed mi abogada, mi refugio y asilo en la tierra, mi fortaleza y defensa en la vida; mi consuelo en la muerte y mi gloria en el cielo.
Inmaculada Madre de Dios y madre nuestra, que al entregarnos tu Medalla te has mostrado dispensadora de todas las gracias del cielo. Reconozco mi indignidad para merecer tu protección, pero miro tu imagen con los brazos abiertos y recurro a ti para que me concedas la gracia que te pido. (Entréguele sus peticiones).
3 Ave María, cada una seguida de la invocación: “Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”
 
OCTAVO DÍA DE LA NOVENA
Oh Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa! Haced que esos rayos luminosos que irradian vuestras manos virginales, iluminen mi inteligencia para conocer mejor el bien, y abrasen mi corazón con vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad.
Inmaculada Madre de Dios y madre nuestra, que al entregarnos tu Medalla te has mostrado dispensadora de todas las gracias del cielo. Reconozco mi indignidad para merecer tu protección, pero miro tu imagen con los brazos abiertos y recurro a ti para que me concedas la gracia que te pido. (Entréguele sus peticiones).
3 Ave María, cada una seguida de la invocación: “Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti"
 
NOVENO DÍA DE LA NOVENA
Oh Madre Inmaculada! Haced que la cruz de vuestra Medalla siempre brille ante mis ojos, suavice las penas de la vida presente y me conduzca a la vida eterna.
Inmaculada Madre de Dios y madre nuestra, que al entregarnos tu Medalla te has mostrado dispensadora de todas las gracias del cielo. Reconozco mi indignidad para merecer tu protección, pero miro tu imagen con los brazos abiertos y recurro a ti para que me concedas la gracia que te pido. (Entréguele sus peticiones).
3 Ave María, cada una seguida de la invocación: “Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”

 
ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LA MEDALLA MILAGROSA
Oh Inmaculada Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, al contemplarte con los brazos abiertos, esparciendo gracias sobre los que te las piden, lleno de la más viva confianza en tu poderosa y segura intercesión, manifestada innumerables veces por tu Medalla Milagrosa y, aunque reconociendo mi indignidad por causa de mis numerosas culpas, me atrevo a acercarme a tus pies para entregarte mis necesidades (Entréguele sus peticiones). Escucha pues, Oh Virgen de la Medalla Milagrosa,  este favor que lleno de confianza te solicito para la mayor gloria de Dios, engrandecimiento de tu Nombre y bien de mi alma. Amén.

ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN A
NUESTRA SEÑORA DE LA MEDALLA MILAGROSA

Postrado ante ti, ¡Oh Virgen de la Medalla Milagrosa!, y después de saludarte en el honorable misterio de tu concepción sin mancha, te elijo, desde ahora y para siempre, por mi Madre, Abogada, Reina y Señora de todas mis acciones y Protectora ante la majestad de Dios. Yo te prometo, Virgen purísima, no olvidarte jamás, ni a tu culto ni los intereses de tu gloria, a la vez que te prometo también promover en los que me rodean tu amor. Recíbeme, Madre tierna, desde este momento y sé para mí el refugio en esta vida y el sostén a la hora de la muerte. Amén.

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