viernes, 12 de septiembre de 2014

Nuestra Señora de los Dolores


A lo largo de su vida, Nuestra Señora tuvo alegrías y dolores. Grandes alegrías, grandes dolores...

La cuaresma, sobre todo la Semana Santa, y hoy, el día de su fiesta, es una época oportuna para acompañar los dolores de Nuestra Señora. Lo invitamos a usted para estar al lado de la Virgen Dolorosa en los siete dolores que ella tuvo. Aunque los dolores fueron muchos, no solamente siete.

Aquí están los episodios de los Santos Evangelios. Ellos formaron el camino de dolores de la Hija amorosa de Dios Padre que sufrió en su alma padecimientos semejantes a los de la Pasión de su Divino Hijo.

Es imposible comparar los dolores que Ella sufrió junto a Jesús. Ninguna criatura vivió con tanto amor esos dolores. Además, ¡sólo Ella puede ser llamada corredentora! ¡Solo Ella puede ser llamada Omnipotencia Suplicante!

Unamos nuestros dolores imperfectos a los sufrimientos de Ella. Considerando los padecimientos de la Madre Dolorosa, encontraremos la fuerza para soportar las dificultades de nuestro día a día, tendremos fuerza para subir a lo más alto de nuestro propio Calvario.

Corona de los Siete Dolores de Nuestra Señora

La Corona de los Siete Dolores de Nuestra Señora recuerda los principales dolores que la Virgen María sufrió en su vida terrenal, culminando con la pasión, muerte y sepultura de Su Divino Hijo. Y es junto a la Cruz que la Madre de Jesús se torna Madre de todos los hombres y del cuerpo Místico de Cristo: la Iglesia Católica.

Unirse a los dolores de María es unirse también a los dolores de Nuestro Señor Jesucristo.
Al inicio se reza el Credo, el Padre Nuestro y 3 Ave Marías. Para cada dolor de María debe rezarse 1 Padre Nuestro, 7 Ave Marías y 1 Gloria al Padre.



Primer Dolor de Nuestra Señora: Presentación de Jesús en el Templo y la profecía de Simeón:

Al presentar al Niño Jesús en el Templo, Simeón los bendijo y dijo a María su madre: He aquí que éste es puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel y para señal de contradicción, para que sean descubiertos los pensamientos de muchos corazones. Y una espada traspasará tu misma alma (Lc 2, 34-35)

Unidos al dolor que María sintió en esa ocasión, pidamos fuerzas y gracias para soportar con paciencia todos los dolores de nuestra vida y para mantenernos apartados del pecado.

1 Padre Nuestro, 7 Ave María y 1 Gloria al Padre.

Segundo Dolor de Nuestra Señora: La Huida a Egipto

Después que ellos partieron, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José, diciendo: "Levántate; toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te diga, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.

Entonces José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Y estuvo allí hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliese lo que habló el Señor por medio del profeta, diciendo: De Egipto llamé a mi hijo. (Mt 2, 13-14).

Unidos al dolor que María sintió en esa ocasión, pidamos fuerzas y gracias para soportar con paciencia todos los dolores de nuestra vida y para mantenernos apartados del pecado.

1 Padre Nuestro, 7 Ave María y 1 Gloria al Padre.

Tercer Dolor de Nuestra Señora: La pérdida del Niño Jesús en el Templo

Una vez acabados los días de la fiesta, mientras ellos volvían, el niño Jesús se quedó en Jerusalén; y sus padres no lo supieron. Suponiendo que él estaba en la caravana, fueron un día de camino y le buscaban entre los parientes y los conocidos. Como no le encontraron, volvieron a Jerusalén buscándole.

Aconteció que después de tres días, le encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándoles y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían se asombraban de su entendimiento y de sus respuestas. Cuando le vieron, se maravillaron, y su madre le dijo:

- Hijo, ¿por qué has hecho así con nosotros? He aquí, tu padre y yo te buscábamos con angustia.

Entonces él les dijo:

-¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los asuntos de mi Padre me es necesario estar? Pero ellos no entendieron el dicho que les habló. Descendió con ellos y fue a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres. (Lc 2, 43-50)

Unidos al dolor que María sintió en esa ocasión, pidamos fuerzas y gracias para soportar con paciencia todos los dolores de nuestra vida y para mantenernos apartados del pecado.

1 Padre Nuestro, 7 Ave María y 1 Gloria al Padre

Cuarto Dolor de Nuestra Señora: El encuentro con Jesús camino al Calvario

Uno de los momentos más punzantes de la Pasión es el encuentro de Jesús con Su Madre en el camino del Calvario. Las lágrimas que María derramó, el cambio de miradas con su Hijo, la constatación de las crueldades que Él estaba sufriendo, todo ocasionaba un inmenso dolor en Su Corazón de Madre.



Unidos al dolor que María sintió en esa ocasión, pidamos fuerzas y gracias para soportar con paciencia todos los dolores de nuestra vida y para mantenernos apartados del pecado.

1 Padre Nuestro, 7 Ave María y 1 Gloria al Padre

Quinto Dolor de Nuestra Señora: María queda de pie junto a la Cruz de Jesús

María acompañó de cerca todo el sufrimiento de Jesús en la Cruz y asistía de pie a su muerte: “Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María esposa de Cleofás y María Magdalena”. (Juan 19, 25)


Unidos al dolor que María sintió en esa ocasión, pidamos fuerzas y gracias para soportar con paciencia todos los dolores de nuestra vida y para mantenernos apartados del pecado.

1 Padre Nuestro, 7 Ave María y 1 Gloria al Padre.

Sexto Dolor de Nuestra Señora: María recibe el cuerpo de Jesús muerto en sus brazos

Nuestra Señora de la Piedad, es así como el pueblo católico invoca a María en este momento de la Pasión. “Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con las especias, de acuerdo con la costumbre judía de sepultar”. (Juan 19, 40)

Unidos al dolor que María sintió en esa ocasión, pidamos fuerzas y gracias para soportar con paciencia todos los dolores de nuestra vida y para mantenernos apartados del pecado.

1 Padre Nuestro, 7 Ave María y 1 Gloria al Padre

Séptimo Dolor de Nuestra Señora: María deposita a Jesús en el Sepulcro

El sepulcro de su Divino Hijo fue el último dolor que María sintió durante la Pasión: “En el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el huerto había un sepulcro nuevo, en el cual todavía no se había puesto a nadie. Allí, pues, por causa del día de la Preparación de los judíos y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús”. (Juan 19, 41-42)

Unidos al dolor que María sintió en esa ocasión, pidamos fuerzas y gracias para soportar con paciencia todos los dolores de nuestra vida y para mantenernos apartados del pecado.

1 Padre Nuestro, 7 Ave María y 1 Gloria al Padre.


Privilegios para quien practica esta devoción:

En una revelación particular a Santa Brígida – debidamente aprobada por la Iglesia – Nuestra Señora promete conceder siete gracias para quien, cada día, rece siete Ave Marías en honra de sus dolores y lágrimas:

Aquí están las promesas:

  Pondré paz en sus familias;

 Serán iluminados sobre los Divinos Misterios;

 Serán consolados en sus penas y los acompañaré en sus aflicciones;

 Todo lo que pidan será concedido, con tal que nada se oponga a la voluntad adorable de Mi Divino Hijo y a la santificación de su alma;

Iré a defenderos en los combates espirituales contra el enemigo infernal y serán protegidos en todos los instantes de su vida;

Los asistiré visiblemente en el momento de su muerte y verán el rostro de su Santísima Madre;

Obtuve de mi Hijo que, los que propaguen esta devoción (La de Mis Lágrimas y Dolores), sean trasladados de esta vida terrenal a la felicidad eterna, directamente, pues todos sus pecados serán borrados y Mi Hijo y Yo seremos su eterna consolación y alegría.

lunes, 8 de septiembre de 2014

El Nombre que desarma y abre el corazón de Dios, en favor de los hombres


 El Nombre que desarma y abre el corazón de Dios, en favor de los hombres

Nos añadimos al Padre J. Guibert, que así se expresa en su Meditación para la fiesta del Santo Nombre de María: “El nombre de María desarma el corazón de Dios. No hay pecador, por más criminal, que pronuncie en vano ese nombre. Aunque mereciese, por sus faltas, toda la cólera del cielo, él queda protegido como por un pararrayos, después que pronuncia el nombre de María”.

A este nombre, el perdón desciende infaliblemente sobre las almas de los pecadores, no porque Ella tenga el derecho de concederlo, pero porque es omnipotente para implorarlo – Omnipotencia suppex. El nombre de María abre el corazón de Dios y pone todos sus tesoros a disposición del alma que lo invoca.

La historia nos enseña que una multitud de Santos piadosos hicieron el voto de jamás rechazar una limosna que les fuese pedida en tal o cual nombre. Así que escuchaban el nombre amado, ellos siempre daban hasta el último óbolo y hasta sus propias ropas.  El nombre de María tiene ese poder mágico sobre el corazón de Dios.  Dios Hijo, Jesucristo, entrega todo lo que tiene a aquellos que les extienden la mano en nombre de su Madre; Dios Padre, fuente de toda riqueza, concede toda gracia a aquellos que mendigan delante suyo, invocando el nombre de su Hija Bien amada. (…)

Nombre de salvación y de alegría

El nombre de María es un nombre salvador, sobre todo en los peligros de orden moral. ¡Cuántas tentaciones fueron vencidas, cuántos pecados evitados, cuántos corazones inmundos purificados, cuántas penosas confesiones extraídas de almas que se creían para siempre cerradas!

Es también un nombre de consolación y de alegría. Él disipa la tristeza en el alma que lo pronuncia. ¿Tienes miedo de Dios y de su juicio? Pensad en María e invocad su nombre: vuestra confianza en Dios renacerá. ¿Tienes miedo de los hombres, delante de los cuales te cubriste de vergüenza y perdiste la reputación? Pensad en María e invocad su nombre: y no tendréis más recelo de levantar los ojos delante de vuestros semejantes. ¿Os aplasta el peso de la humillación o del dolor físico? Pensad en María, invocad su nombre y seréis aliviados. ¿Temes a la muerte horrible que rompe y pone fin a todo? Pensad en María, invocad su nombre y tendréis el coraje de aceptar ese supremo sacrificio.


“Este nombre tiene más virtud que el de todos los nombres
de los Santos para consolar a los débiles, curar a los enfermos,
iluminar a los ciegos, ablandar corazones endurecidos, fortificar
a los que combaten, animar a los cansados
y derribar el poder de los demonios”.

Nombre de fuerza

El nombre de María, en definitiva, es un nombre de fuerza. Cualesquiera que sean los enemigos que os amenazan, vengan ellos del Infierno, como el demonio que os tienta; o vengan del mundo, como los adversarios que os persiguen, invocad el poderoso nombre de María y a todos venceréis.

Cualesquiera que sean vuestras propias flaquezas, provengan ellas del orgullo, de la envidia, de la sensualidad o de la pereza, confiad vuestro débil corazón a la solicitud de la Virgen, invocad el poderoso nombre de María y os venceréis a vosotros mismos.

Precioso tesoro de la Santísima Trinidad

Recogiendo opiniones de los santos Doctores sobre el nombre de María, San Juan Eudes nos trae esta admirable síntesis:

“El nombre de María, dice San Antonio de Padua, es júbilo para el corazón, miel para la boca y dulce melodía para los oídos”.

“Bienaventurado el que ama vuestro nombre, Oh María (es San Buenaventura quien habla), porque este santo nombre es una fuente de gracias que refresca el alma sedienta y produce frutos de justicia”.

“Oh Madre de Dios, dice el mismo Santo, qué glorioso y admirable es vuestro nombre. El que lo lleva en su corazón se verá libre del miedo de la muerte. Basta con pronunciarlo para hacer temblar a todo el infierno y expulsar a todos los demonios. Los que desean poseer la paz y la alegría en el corazón, que honren vuestro santo nombre”.

“El nombre de María, dice San Pedro Crisólogo, es nombre de salvación para los regenerados, señal de todas las virtudes, honra de castidad; es el sacrificio agradable a Dios; es la virtud de la hospitalidad; es la escuela de santidad; es, por fin, un nombre completamente maternal”.

“Oh amabilísima María, exclama San Bernardo, ¡vuestro santo nombre no puede pasar por la boca sin abrazar el corazón! Los que os aman no pueden pensar en Vos, sin un consuelo y un gozo muy particular. Nunca entras sin dulzura en la memoria de los que os honran”.

“Oh María, dice San Abad Raimundo Jordán, llamado el Idiota, la Santísima Trinidad os dio un nombre que, después del de vuestro Hijo, está por encima de todos los nombres; nombre a cuya pronunciación deben doblar las rodillas todas las criaturas del Cielo, de la tierra y del Infierno, y toda lengua confesar y honrar la gracia, la gloria y la virtud del santo nombre de María. Porque, después del nombre de vuestro Hijo, no hay quien sea tan poderoso para asistirnos en nuestras necesidades, ni de quien debamos esperar más ayuda de la que necesitamos para nuestra eterna salvación”.

“Este nombre tiene más virtud que el de todos los nombres de los Santos para consolar a los débiles, curar a los enfermos, iluminar a los ciegos, ablandar corazones endurecidos, fortificar a los que combaten, animar a los cansados y derribar el poder de los demonios” (…).

Escuchemos a San Germán de Constantinopla: “Al igual que la respiración, dice, es no sólo el signo, sino también la causa de la vida, así que cuando véis cristianos que con frecuencia tienen el santo nombre de María en sus bocas, es señal que están vivos con la verdadera vida. El cariño especial que tienen para este sagrado nombre, da vida a los muertos, conserva la vida y los llena de gozo y bendición”.

En una palabra, quien dice María, dice el más precioso tesoro de la Santísima Trinidad, como afirma Orígenes. Quien dice María, dice el más admirable ornamento de la casa de Dios. Quien dice María, dice la gloria, el amor y las delicias del Cielo y de la Tierra.

Nombre terrible para los demonios

Concluímos con estas fervorosas palabras del venerable Tomás de Kempis, respecto del glorioso nombre de la Madre de Dios:

Los espíritus malignos tiemblan ante la Reina de los Cielos, y huyen como se corre del fuego, al escuchar su santo nombre. Les causa pavor el santo y terrible nombre de María, que para el cristiano es en extremo amable y es constantemente celebrado.

No pueden los demonios comparecer ni pueden poner en juego sus artimañas donde ven resplandecer el nombre de María. Como el trueno que resuena en el cielo, así caen derribados al escuchar el nombre de Santa María. Y cuanto más a menudo se profiere este nombre y más fervorosamente se invoca, más rápido y más lejos se escapan.





Nombre que debe ser continuamente invocado

De otro lado, los Santos Ángeles y los espíritus de los justos se alegran y se regocijan con la devoción de los fieles, al ver con cuánto afecto y frecuencia celebran esta memoria de Santa María, cuyo glorioso nombre aparece en todas las iglesias de la tierra, especialmente en las consagradas en su alabanza. Y es justo y digno que encima de todos los Santos sea honrada en la Tierra la Madre de Dios, a quien los Ángeles veneran todos a una sola voz, con sublimes cantos.

Sea por tanto el nombre de María venerado por todos los fieles, siempre amado por los devotos, vinculado a los religiosos, recomendado a los seglares, anunciado por los predicadores, infundido a los afligidos, invocado en todos los peligros.

(Clá Dias, João – Pequeño Oficio de la Inmaculada Concepción Comentado, Artpress, São Paulo, 1997, p. 299 a 303)
 

sábado, 3 de mayo de 2014

DEVOCIÓN A LOS MIL JESÚS

RECUERDO DEL DESCUBRIMIENTO DE LA SANTA CRUZ

JERUSALÉN (AÑO 325 D.C.)


HISTORIA

Santa Elena (247-327), madre del emperador Constantino, a la edad de 80 años, emprendió
en Jerusalén las excavaciones que dieron por resultado el hallazgo de la principal
reliquia de la Pasión, la verdadera cruz de nuestro Señor Jesucristo. Inicialmente se encontraron tres cruces. Como no se sabía cuál era la verdadera, en que nos redimió Jesús,
entonces, en esta incertidumbre, el patriarca de Jerusalén, san Macario, mandó hacer
oración y pedir iluminación al Espíritu Santo y luego hizo traer a una mujer enferma y
desahuciada por los médicos. A ésta le mando aplicar la primera cruz y la segunda sin ver
fruto alguno. Y al aplicar la tercera repentinamente la mujer quedó del todo sana y recuperó
su perfecta salud. Con este milagro se acabó la duda y se entendió que aquella era la
verdadera cruz en la que había sido crucificado nuestro Divino Salvador.

Cómo se rezan los mil Jesús
Esta devoción consiste en invocar el nombre de Jesús mil veces para derrotar de las
casas a las huestes del mal. Como testimonio del triunfo del bien sobre el mal se hace una
cruz de madera o de ramos de olivo y se conserva todo el año en la casa. El nombre de
Jesús significa Salvador. Éste viene del cielo. A san José se lo manifestó un ángel en
sueños (cfr. Mateo 1, 21) y a la Santísima Virgen, el arcángel Gabriel en el momento de
la Anunciación (cfr. Lucas 1, 31-33).

El poder de intervención y la majestad temible de este nombre es milagroso, porque está
sobre todo nombre y ante el cual se arrodilla todo ser, en los cielos, en la tierra y en los
infiernos. Para venerar este nombre sagrado, se hace un altar pequeño, con una cruz en el
medio, dos veladoras, flores y un poco de agua bendita. Se escribe una carta pidiéndole al
señor por los méritos de su Pasión, para que no falte nada de lo necesario en los hogares
y se pide un favor especial. Al final del rezo se quema. En una vasija se ponen 20 granos
de maíz o fríjol o piedras para contar el número de Jesús rezados.

Podemos rezar los mil Jesús con la camándula, de la siguiente manera:
Nos persignamos. Por la señal de la santa cruz...
En silencio pedimos la gracia que se quiere.
Rezamos el Acto de Contrición y el Padrenuestro.

Al empezar la decena de la camándula se dice: “Santísima cruz de mayo, mi abogada has
de ser, en la vida y en la muerte me has de favorecer. Si a la hora de mi muerte el demonio
me tentare, le diré: Satanás, Satanás, conmigo no contarás ni tendrás parte en mi alma,
porque el Día de la Santa Cruz dije mil veces Jesús”.

Se pasan todas las cuentas del rosario diciendo Jesús, Jesús, Jesús... (50 veces) y cuando
haya terminado de contar un rosario completo con un granito se va sumando y se dice
un Gloria, un Padrenuestro y la oración inicial. Y se vuelve a repetir hasta que se acaben
los granitos.

Cuando se hayan contado los 20 rosarios, se terminan los mil Jesús.

Oración final:
Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos, que, por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
Jesús, Jesús, Jesucristo.
Jesús, mi Jesús por siempre.
Jesús, Jesús en mi vida, Jesús, Jesús en mi muerte.
Dulce Jesús, sé mi Jesús y sálvanos.

Oremos: Oh, Dios, que, al recordar hoy el descubrimiento de la verdadera cruz, renovaste los
milagros de tu pasión, concédenos que por el valor de aquel sagrado leño de vida
alcancemos eficaz socorro y ayuda del cielo para la vida eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.
Amen.

Fuente: Crux et Gladius

sábado, 1 de febrero de 2014

Fiesta de San Juan Bosco

Hoy celebramos al santo patrono de la juventud y de la educación: San Juan Bosco, Presbítero y Fundador de la Sociedad Salesiana y del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora.



Martirologio Romano: Memoria de san Juan Bosco. 
Después de una dura infancia, ordenado sacerdote, dedicó todas sus fuerzas a la educación de los adolescentes, fundando la Sociedad Salesiana y, con la colaboración de santa María Doménica Mazzarello, el Instituto de las Hijas de Auxiliadora, para la formación de la juventud en el trabajo y en la vida cristiana. En este día en Turín, después de cumplir muchas obras, pasó devotamente al banquete eterno.

A Don Bosco encomendamos hoy a todos los maestros, para que siguiendo su ejemplo, lleven a los jóvenes confiados a ellos hacia Dios, con la palabra y su conocimiento, pero sobre todo con el ejemplo de vida.



martes, 21 de enero de 2014

Enero 21: Santa Inés Virgen y Mártir.

SANTA INÉS, VIRGEN Y MÁRTIR

Inés, siendo aún adolescente, dio el supremo testimonio de la fe con el martirio a honra y título de la castidad. 
Se dice que Santa Inés era una niña de 12 o 13 años, de origen patricio. "Su devoción, dice san Ambrosio, era superior a su edad. Su energía superior a su naturaleza”.
“¡Cuantos terrores, insiste san Ambrosio, ensayó el verdugo para asustarla! ¡Cuanto halagos y promesas para rendirla!”. Pero ella respondió: "Injuria sería para mi Esposo el pretender agradar a otro. Me entregaré sólo aquél que primero me eligió".

Rechazó al hijo del prefecto de la ciudad, Procopio, y por ello, después de prometerle riquezas, ella se negó a renunciar a su fe, por ello se le obligó a sacrificar a la diosa Vesta o Minerva, lo que no consiguieron a pesar de las torturas del fuego y de las promesas de grandes riquezas y bienes materiales.

Como en el derecho romano, no se podía condenar a muerte a una virgen, el juez Sempronio ordenó que la llevasen a un prostíbulo, con la intención de que la violasen, pero su cuerpo se cubrió con su cabello, y todos los que intentaron tocarla murieron en el acto. "Haz lo que quieras, responde Inés, impávida y confiada. Cristo no olvida a los suyos. Teñirás, si quieres, la espada con mi sangre. Pero no mancillarás mis miembros con la lujuria". Por fin fue degollada. San Ambrosio dirá: "Va coronada no de flores, sino de gracia y castidad". Fue enterrada en la vía Nomentana.